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Los no ciudadanos y los distintos tipos de residencia en EE.UU.

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Podría sorprender a los no-ciudadanos el descubrir que, sin saberlo, pueden convertirse en residentes fiscales de Estados Unidos, sin contar con los beneficios de ser residentes de Estados Unidos para fines migratorios. Dichos ciudadanos no estadounidenses a menudo se sorprenden al saber que existen al menos tres tipos diferentes de “residencia” conforme a la ley estadounidense: i) para fines de migración, ii) para fines de impuestos sobre la renta y iii) para fines de impuestos sobre sucesiones y donaciones.

Obtener una tarjeta de residente permanente de los Estados Unidos, también conocida como Green Card, permite que un inmigrante habite y trabaje permanentemente en Estados Unidos y esté protegido por todas sus leyes. Las personas buscan la residencia permanente por varias razones, incluso como un trampolín para obtener la ciudadanía estadounidense, para no arriesgarse a que se les niegue una renovación de visa debido a cambios en el clima político o de otro tipo. Estas personas también pueden desear evitar la molestia del proceso de renovación de visa cada cierto tiempo. Finalmente, es posible que quieran evitar el escrutinio adicional que enfrentan los ciudadanos que no son estadounidenses al ingresar a los Estados Unidos. Sin embargo, la residencia permanente viene con un costo, ya que también genera importantes obligaciones fiscales en Estados Unidos, entre otras responsabilidades para con el gobierno de los Estados Unidos. Por lo tanto, antes de solicitar una residencia permanente, el solicitante debe buscar asesoramiento legal y fiscal con respecto a las implicaciones de convertirse en residente permanente de los Estados Unidos para determinar si dicho estado migratorio es realmente lo mejor para el solicitante. Puede darse el caso de que la residencia permanente en Estados Unidos sea apropiada y beneficiosa para algunos miembros de la misma familia, pero no para todos.

En consecuencia, los titulares de una Green Card se consideran residentes de los Estados Unidos para efectos del impuesto sobre la renta de los Estados Unidos, incluso si habitan fuera de los Estados Unidos. Adicionalmente, un extranjero no-residente que cumpla con la prueba de presencia física sustancial durante el año, también se considerará residente de los Estados Unidos para efectos del impuesto sobre la renta de los Estados Unidos, lo que significa que la duración de la estadía en los Estados Unidos puede generar obligaciones de impuestos sobre la renta. Existen fórmulas para determinar cuánto tiempo puede estar presente un no-residente en los Estados Unidos sin desencadenar obligaciones de impuestos sobre la renta, y para aquellas personas con ingresos sustanciales fuera de los Estados Unidos, es muy importante hacer un seguimiento de la duración de su estadía en los Estados Unidos para asegurarse de que no superen dicho umbral. Los residentes de Estados Unidos generalmente están sujetos a pagar impuestos sobre la renta de la misma manera que los ciudadanos estadounidenses. Por lo tanto, al igual que los ciudadanos estadounidenses, deben declarar sus ingresos mundiales en sus declaraciones de impuestos sobre la renta en Estados Unidos Los ingresos mundiales incluyen dividendos, salarios, ingresos de propiedades arrendadas o regalías y cualquier otra forma de ingresos, e incluyen los ingresos obtenidos dentro o fuera de los Estados Unidos. Es importante considerar también los requisitos de retención del impuesto sobre la renta para pagos a no-residentes, y si el no-residente es de un país con el que Estados Unidos tiene un tratado fiscal que excluya la retención de algunos o todos los ingresos como salarios, becas/subvenciones de becas y servicios personales independientes.

El tercer tipo de residencia en los Estados Unidos es para fines del impuesto sobre sucesiones y donaciones en los Estados Unidos y existe cuando una persona tiene su domicilio en los Estados Unidos al momento de su muerte. Una persona se convierte en residente de los Estados Unidos al habitar en los Estados Unidos, aunque solo sea por un breve periodo de tiempo, sin la intención real de irse. No existe ninguna autorización o fórmula del gobierno para establecer cuándo una persona se convierte en residente de los Estados Unidos para efectos del impuesto en cuestión. Más bien, la determinación se toma después de que el contribuyente ha fallecido y se basa en hechos y circunstancias utilizados para determinar la intención del difunto. Los factores utilizados para tomar esta determinación incluyen el estatus migratorio, la declaración de intención en documentos importantes y la ubicación de los intereses comerciales del fallecido y sus afiliaciones a clubes e iglesias, entre otros. La determinación de si una persona es o no residente de los Estados Unidos puede tener un impacto importante en su patrimonio, considerando que la tasa del impuesto sucesorio es de hasta el 40% de los activos del difunto. Los residentes de Estados Unidos para fines del impuesto sobre sucesorio y los ciudadanos de los Estados Unidos están sujetos dicho impuesto sobre sus activos en todo el mundo. Sin embargo, tienen derecho a una exención/crédito, que actualmente es de $11.7 millones de dólares en 2021. Las sucesiones de personas que no fueran residentes de Estados Unidos en el momento de su muerte también están sujetas al impuesto sobre sucesiones de Estados Unidos, pero solo con respecto a sus activos ubicados dentro de los Estados Unidos. Tienen derecho a una exención/crédito menor de solo $60,000. En consecuencia, sin una planificación adecuada, los no-residentes que sean propietarios de una segunda casa u otros activos en los Estados Unidos pueden dejar un problema de impuestos sobre sucesiones respecto de su patrimonio. Con el asesoramiento legal y fiscal adecuado, los no-residentes pueden minimizar el impacto del impuesto sucesorio en sus patrimonios, permitiendo que más activos pasen a sus herederos en lugar destinarse a pagar el impuesto sucesorio de los Estados Unidos Los no-ciudadanos deben buscar asesoría legal y fiscal sobre las diversas implicaciones de su estatus migratorio, la duración de su estadía en los Estados Unidos y su intención de vivir permanentemente en los Estados Unidos para planear adecuadamente y evitar ser sorprendidos por impuestos u obligaciones estadounidenses inintencionalmente.

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